
Pareciera que existen momentos más propicios que otros para elaborar listados “interminables” de autores y de sus obras más representativas.
Las listas sirven como guía, como aproximación para quienes no tienen un contacto estrecho con la literatura y aprecian leer una.
Pensemos en el canon, el bendito canon literario, cuestión que nos preocupa desde hace años y acerca del cual no tenemos una posición tomada todavía. Creemos que cada uno puede armar su propio canon.
La Sociedad Argentina de Escritores podría proponer uno, bastaría con revisar el listado de miembros de las comisiones directivas desde su origen hasta la fecha, aunque seguramente seguirían quedando afuera otros escritores merecedores de pertenecer.
Y surge una pregunta aún sin respuesta al menos para nosotros, ¿es necesario pertenecer al canon literario?
Hace bastante tiempo cruzamos casualmente a un escritor de quien sólo conocíamos su nombre de alguna Historia de la Literatura, Juan José Saer ̶ nació en Santa Fe en 1937 y murió sesenta y ocho años después en Francia ̶, pero no habíamos leído nada de su obra.
Nacer en Argentina y morir en otro país parece ser el destino de algunos de nuestros escritores insignias, si se nos permite el término, y el santafecino no ha escapado a esto.
Si hablamos de Saer nos referimos a uno de esos grandes escritores que no figuran en la mayoría de los listados, mencionados al principio. ¿Por qué? Tal vez porque él mismo ha declarado alguna vez que no le interesaba la popularidad ni de sus escritos ni del arte en general, tal vez porque la construcción de su obra sea un continuum, como dice Piglia, y es un proyecto global del autor en el que un narrador construye una novela que no tiene fin y que está en constante movimiento.
La obra narrativa de este escritor incluye cuentos, ensayos y novelas. Su primer volumen de cuentos, En la zona, es de 1960 y su primera novela, Responso, de 1963. Publicó cuentos desde ese año hasta el 2000 y novelas hasta 2005, La grande fue una publicación post mortem. Algunos de sus textos fueron llevados al cine e incluso el mismo Saer fue guionista de películas. Sus ensayos son una puerta a la teoría literaria y a su propia obra.
En esta ocasión nos interesa desarrollar algunas cuestiones de En la zona. Elegimos este libro por dos motivos, porque es el primero y porque es una bisagra en la literatura saeriana.
Este libro podría clasificarse como un contario, porque sus cuentos se interrelacionan a través de personajes y espacios.
En la zona está estructurado en dos partes, “Zona del puerto” y “Más al centro”.
Los diez cuentos que conforman la primera, son totalmente diferentes a los cuatro de la segunda.
Los primeros diez están protagonizados por marginados que dirimen sus diferencias a cuchillazos, estos personajes pasan de un cuento a otro mostrándose en distintas circunstancias y relacionándose con otros que se van sumando.
Esta primera parte tiene algún correlato con los cuentos de cuchilleros de Jorge Luis Borges. Lo mencionamos, aunque esta comparación es harta conocida, porque acordamos con ella; más aún, como la segunda parte de En la zona es totalmente diferente de la primera en referencia a sus personajes, escenarios y temáticas, como si fueran dos libros distintos, podríamos establecer un paralelo entre los dos diez primeros cuentos saerianos con los cuentos de cuchilleros de Borges y otro entre los académicos de éste con los de la segunda parte de En la zona.
Como si Saer hubiera decidido un acercamiento temático con Borges, como si quisiera mostrar su respeto y admiración y poner un punto final, escribe esa primera parte y en la segunda comienza a dar cuenta del tipo de literatura que lo preocupa y ocupa.
A partir de “Más al centro” encontraremos un escritor único e irrepetible.
El juego espacial de este libro es interesante. Enclavado en Santa Fe, el puente colgante que une y separa las dos zonas. Los personajes de la primera no pueden cruzarlo y entrar en la ciudad, pertenecen al bajo mundo, sus recursos económicos son dudosos; los de la segunda, pueden ir y venir, son de clase media, son escritores.
“Zona del puerto” también marca un límite geográfico. El puerto se presenta como esa línea entre el agua y la tierra firme, entre lo seguro y lo intangible. En “Más al centro” no hace falta ningún límite marcado, todo ocurre lejos de esa incertidumbre.
Ambas partes también tienen una línea divisoria, un poema, “Paso de baile, un poema”, aparece a modo de separata y da cuenta de cierta “batalla” literaria zanjada en esa segunda parte que será el comienzo de una escritura diferente.
Si este libro tiene cuestiones que invitan a pensarlo como una ruptura con la literatura sesentista, el último cuento que lo integra, “Algo se aproxima” es el avance de lo que vendrá en los siguientes libros del autor, definitivamente alejado de Borges. Algunos de los personajes de Saer, que pasearán en otros cuentos y en otras novelas, hacen su presentación en este último cuento.
En la zona abre la historia de los cuentos de Juan José Saer, Responso, la de sus novelas, mientras el primer libro de cuentos es una muestra de ruptura de estilo; la primera novela es un modelo de cómo se puede hablar de un tema todo el tiempo sin nombrarlo.
Juan José Saer, es el santafecino que marcó la diferencia e integra la lista literaria de algunos, es el escritor que escribiendo desde Francia, no dejó jamás de usar su propia lengua.

María Valdez
Profesora en lengua y Literatura con especialización en Lingüística Cognitiva. Escritora, ensayista y editora. Directora fundadora de La Brújula del Sur, espacio de producción cultural desde donde coordina talleres, seminarios, charlas, produce y conduce programas culturales de radio. Tiene siete libros publicados de cuentos, ensayos y novelas y diez como editora. Es socia de SADE Nacional y miembro de la actual Comisión Directiva de SADE filial La Plata.