
“Quien mira afuera sueña, quien mira adentro despierta”
Carl Gustav Jung
Porque en la obstetricia del Alma de los libros y de las personas, a veces se requieren mucho más que 9 meses, pandemia e incubadora mediante, llega el 13avo libro del Dr. Gabriel Jorge Castellá.
La librería Guadalupe del Barrio de Palermo, presentó a sala llena con comentarios de la Lic. Ingrid Bernadoff de Rivera, el profesor Augusto Garrido Huergo y la Lic. Susana Cesanellli, la dedicada pieza que – según su editor- faltaba incorporarse a los libros de espiritualidad, formación crítica y textos educativos que forman parte del sello editorial.
Para el médico y terapeuta Gabriel Castellá, ser escritor no es su profesión, pero emerge con naturalidad en concomitancia con los espacios de diálogo, ese “logo entre dos”, en el encuentro con la gente. Las personas con gran afán de superación, muchas veces guían al profesional, ofrecen los caminos para ayudarlos a que lo logren. En el acto terapéutico, van dos en un bote, cada uno con un remo. Hay un aprendizaje para lograr “remar juntos”. Nadie llega a ser uno mismo por sí solo. Requiere de otros constituirnos como seres humanos, tal cita en Paradojas existenciales (1997).
Dado que el nuevo libro que se presenta interpela al lector, abrimos una puerta a sortear esa trampa que hace el raciocinio hacia integrar nuevos modos de ver las cosas, pues “es irracional confiar solo en la razón”, comparte Castellá en una conversación tras la presentación del libro. “Tenemos que aprender a razonar apasionadamente y a apasionarnos con razón”. En palabras de Miguel de Unamuno: “el triunfo supremo de la razón es arrojar sombras sobre su propia validez”. La razón tiene un valor superlativo en nuestro desarrollo, pero no puede estar alejada de nuestro sentir e intuir, se debe integrar para armonizarnos. Razón y pasión son igual de importantes.
La búsqueda de una verdad profunda e incontaminada por nuestros propios deseos y conveniencias, es un anhelo trascendental que emerge desde lo más puro del Alma.
Solemos asociar irracional con infra racional, lo cual, es incorrecto. Es cierto que hay aspectos irracionales que, además son infra racionales como la psicosis, el fanatismo o la superstición. Hay otros, que son irracionales y suprarracionales a la vez. La fe, la esperanza o la intuición, dan testimonio de ello.
Cuando a nivel mundial se observa la tendencia a la polarización, acorde a los gustos y preferencias, sistemas extremos de opinión e incluso de delirio fanático; bueno es saber que, en este pendular entre extremos (que pueden ser más cercanos de lo que parece), es el centro quien integra y toma lo bueno de uno y otro. Así, el día más alejado del 1° enero no es el 31 de diciembre, sino el afelio en julio; fecha en que la elíptica de la tierra está más distante del sol. La hipertensión no encuentra su opuesto en la hipotensión, sino en la condición normotensa.
En aras de la libertad que ofrece ir al encuentro de la verdad pura (que dista de la opinión), es bueno retomar reflexiones del filósofo Vicente Fatone, en Introducción al existencialismo: para que un observador lo sea de manera objetiva, debería “salir del mundo”, pero no podría salir del si-mismo, el cual también es parte del mundo.
La subjetividad y los sesgos, condicionan la imparcialidad, inexistente de manera absoluta. Si dos personas piensan exactamente igual, posiblemente una de ellas no está pensando.
Comentarios y reflexiones mediante hacia ese estado de ataraxia en el intento de contemplar las cosas con serenidad, podemos adentrarnos a lo que invita el escritor Gabriel Castellá sobre lo que no se percibe a simple vista -pero existe- y lo paradójico. Entendiendo que lo paradojal, no se reduce a la contradicción en sí, sino que lo que se contradice es lo aparente y que no es en verdad.
¿Puede ser cierto lo que se afirma como verdad?
Para ello, toma el vaso posado en la mesa del panel de presentadores para trascender la cuestión positivista o pesimista de si está medio lleno o medio vacío. Resignifica la observación a un estado plenamente lleno: de partículas de agua en una parte y de contenido gaseoso del aire, por otra. Esta reflexión -que también es parte del libro- refiere a la mirada de un físico en su aspecto de vaso lleno, pero a la luz de un físico cuántico, diría que ese vaso está “vacío”, dado que aun en la materia más sólida predomina el vacío. Misterios de la vida, en especial de la vida humana.
Desde el lapso silente entre aquel libro que escribe en seis meses y el actual -que lo encuentra más maduro en experiencia y sabiduría de vida- surgen nuevas notas de su Ser a partir también, de la experiencia del silencio como espacio abisal para bucear en uno mismo. El silencio, es esencial para la música y en el arte. En definitiva, es esencial para la comunicación. Silencio y vacío se completan en la introversión del escritor. Ese espacio, como caldo de cultivo para la reflexión desde donde brotan hallazgos compartidos en la palabra escrita y la mayéutica para parirnos a nosotros mismos.
A partir de dos de sus libros madre previos, Gabriel Castellá (causalmente nacido el día internacional del libro y del idioma), comienza en 2017 a esbozar ideas que quedan distribuidas bajo 111 títulos con contenidos amenos sobre lo subjetivo de la verdad.
Identifica al compendio en potencia (que inicialmente se llamaría verdades que parecen mentiras), como un volumen “estival” pues lo escribe a mano desde enero de 2018 y, en aquel marzo, pausa la escritura para retomarla en el verano de 2019 – 2020.
El principio del fin del libro, comienza en marzo de 2020. Por último, escribe el prólogo que –paradójicamente- sugiere leer primero. En ese contexto de pandemia, se indaga a sí mismo a partir de esta anécdota: El abuelo friulano de una paciente, se plantea durante la primera guerra mundial que toda guerra es destrucción y muerte, pero que no es interminable. Cuando finalice, comenzará la reconstrucción y para ello, se necesitarán ladrillos. Así que se puso a fabricar ladrillos y los estoqueó. Cuando la guerra terminó, los puso a disposición de la reconstrucción.
¿Cuáles son los “ladrillos” que debo construir para cuando termine la pandemia?, se pregunta Gabriel.
En este entorno de introspección, reescribe algunas partes y pasa todo a la computadora. Revé paradojas que no se le habían ocurrido antes entre dos centenares publicadas (101 en un libro y 111 en el otro). Algunas, como “no toda nuestra memoria es nuestra”, “el nieto dispone de más experiencia que el abuelo” (porque el nieto dispone en su subconsciente de dos generaciones más de experiencia), refieren a lo transgeneracional. Campo del cual tiene temprana conciencia, pues su padre, el pionero mundial Dr. Herminio Castellá, postula la Teoría del Programa de vida, a fines del año 1960, cuando Gabriel tiene un año y medio.
Su mirada integral precede en décadas al Proyecto Sentido gestacional del psicólogo clínico Dr. Marc Fréchet, a la Psicogenealogía y a las Constelaciones familiares que toma y actualiza Bert Hellinger.
El Programa de vida, se basa en el hallazgo de que la madre diseña una fuerza tendencial como ruta para que el hijo despliegue a lo largo de su vida a partir de vivencias del periodo en que concibe y sus circunstancias, sumada a la historia forjada a través de generaciones de la línea materna. La concepción es un momento trascendental, un tiempo cero donde pasamos de no ser a ser, de la inexistencia a existir.
El descubrimiento -que pone a la Argentina a la cabeza con 64 años de experiencia en el tema- difiere de otros autores posteriores en que enfatiza lo primordial que es el linaje materno. Que no excluye la línea paterna, sino que identifica que recibimos un programa de vida de nuestra madre que, a su vez, ha recibido un programa de vida de su madre. Así mismo nuestra abuela, bisabuela, etc. en un hilo transgeneracional de memoria, acordonado sucesivamente desde la línea de “ombligo”.
Las mujeres son el reservorio de la cultura humana y las encargadas de transmitirla.
De sistematizar, divulgar y extender la línea de trabajo que inicia su padre, Gabriel Castellá suma dos libros: La concepción y el sentido de la existencia (vol. I y II), tema que continúa investigando por vocación y será parte de publicaciones que se siente “ob-ligado” a hacer, por todo lo que nos une en conciencia evolutiva. Para Pierre Teilhard de Chardin, la evolución consiste en tener ojos cada vez más perfeccionados en un mundo que ofrece cada vez más cosas para ver. La conciencia que desarrollamos y mueve el Ser en el hacer, es análoga a tener “ojos cada más perfeccionados”.
Otro de sus aportes, es que, si no hay una predisposición hacia la vida, no se concibe. El ser humano, es un ser “amable” en el sentido de ser necesitado de amor como nutrimento. Amar, desde su raíz etimológica indoeuropea am y ma -su espejo- resume la onomatopeya del balbuceo del bebe al ser amamantado. El fonema ma (presente en mater/materia y palabras que definen cuidado), en mama encarna el acto-verbo en tanto duplica la raíz transgeneracional materna.
Tenemos un hambre básica de ser amados. El amor nos configura, hace al sostén de nuestra vida.
En la presentación de Verdades que no parecen verdades. Paradojas de la humanidad, el autor del texto ideado en formato periodístico, conciso y de ágil lectura; agradeció profusamente. Un acto de honra a sus seres queridos, formadores, pacientes y a todo lo que le ha permitido gestar este libro de esencia borgeana, el cual anhela pueda llegar a los lectores a los cuales está destinado y sugiere leer brújula en mano, para captar el norte imbuido en los textos y el espíritu con el que fueron escritos.
Tras los comentarios críticos de la Lic. Ingrid Bernadoff de Rivera, el profesor Augusto Garrido Huergo y la Lic. Susana Cesanellli, Castellá remarcó que, si bien algunos creen que un crítico literario es un escritor frustrado, en realidad es un lector exitoso pues usualmente trasciende la lectura estandarizada, develando aspectos no percibidos por el autor.
Consultado sobre su percepción del auge de lo transgeneracional en estos tiempos post pandémicos, aunque no es novedoso en el país gracias a la labor de su padre, pero que eclosiona con series sobre la mirada sistémica, comenta que también estamos hechos de tiempo. Somos soma y psique. El pasado y su injerencia en la memoria, que ahora se están conociendo más, traspasa los límites de nuestra biografía.
La memoria, finamente engarzada con las generaciones que nos precedieron, es para atesorar y capitalizar. Necio no aprovecharla, tanto como no tener en cuenta el espejo retrovisor al conducir o solo mirar esa información del espejo. Vivir el presente, integrando el pasado y la proyección al futuro, permite tomar decisiones sensatas.
Lograrlo, hace al existir humano. Desde esa “notridad”, se despliega un nivel de conciencia humanizante mayor al que tendríamos fragmentados. La definición del neurólogo británico Oliver Sacks sobre el hombre mentalmente sano, es que es aquel que puede contar su historia sabe de dónde viene, sabe dónde está y hacia dónde va.
No podremos saber cómo estamos en el presente ni hacia dónde vamos en el futuro, si ignoramos de dónde venimos. La hipotética imagen de un árbol que, para ser más libre, corta sus raíces… es incompatible con la vida. La rebeldía -forma sutil de sometimiento- es opuesta a la libertad, que nos habla de integración y apertura.
Volviendo al tiempo de gestación de este libro, la pandemia, nos recuerda la relevancia de la integración de la incerteza, de cómo aprender a vivir con ella y con el miedo como emoción básica para preservar nuestra integridad prudentemente, sin que nos paralice. La incertidumbre ante hechos externos es tan inevitable como distinta de la ansiedad que surge del modo de reaccionar, en nuestro interior. A excepción de lo que acontece con premura, sorpresivamente y pueda ser naturalmente ansiógeno, el recurso de aprender a aceptar la permanencia de lo incierto, es como convivir en presencia de la Ley de gravedad. Asumirlo, posibilita estar en paz en su presencia.
Sobre la prudencia, a partir de las cuatro virtudes cardinales que menciona este nuevo libro de Gabriel Castellá, si queremos cultivar la justicia, la templanza y la esperanza, es primordial la prudencia, definida como capacidad de ver la realidad tal como es, para obrar en consecuencia.
Lo prudente, no solo refiere a cautela. Es también ser capaz de asumir riesgos si la situación lo amerita. La duda -como bien decía José Luis Borges- es uno de los signos de inteligencia.
El foco de atención, es cuando duda y miedo se combinan, generando parálisis y estancamiento. La función de la duda, es alcanzar un mayor nivel de certeza a través de la pausa para comprender y sopesar las alternativas que se nos presentan, a fin de que se descubra la más adecuada o conveniente.
La representación de esta disyuntiva, se presenta en la iconografía de la letra Y griega, que remite simbólicamente a un camino único y dos tramos divergentes, alternativos de igual ancho y longitud. La duda ese este punto tripartito de suspensión de juicio, donde nos detenemos a evaluar, a darnos cuenta y a decidir.
Algo similar a lo que invita a descubrir este nuevo ejemplar, una lectura poco complaciente donde saborear a la luz de la atención, los frutos del silencio en un diálogo vivificante con el sí-mismo.
Botiquín de paradojas:
• Hasta que no aprendemos a decir NO, no sabremos decir SÍ.
• Hay un solo peligro mortal, el de no haber vivido (Viktor Frankl)
• Todo defecto es una virtud en potencia
• Corre grandes riesgos quien nunca se arriesga
• La audacia y la cautela, es hija de la prudencia.
• La temeridad y la cobardía, son hijas de la imprudencia.
• Es una tristeza no darle cabida a la tristeza.
• Gracias a la muerte estamos vivos.
Librería Guadalupe
https://libreriaguadalupe.com.ar/libreria/
Gral. Lucio Norberto Mansilla 3865 – Buenos Aires, Argentina
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Dr. Gabriel Jorge Castellá
Médico psicoterapeuta. Especializado en Medicina y Psicología transgeneracional y en Logoterapia. Formado en Antropología vincular. Divulgador de la Teoría del Programa de vida, creada por su padre, el Dr. Herminio Castellá, pionero mundial en el campo transgeneracional. Conferencista internacional en congresos, cursos y seminarios nacionales e internacionales. Docente invitado a la cátedra de Psicología de la Universidad Católica Argentina (UCA), docente invitado en la Universidad de Piura, docente de la Fundación vínculo, Centro Junguiano de Antropología Vincular, ex docente del Instituto Nacional de Educación Física (INEF). Autor de 13 libros.