Reseña del libro de Silvia Heidel, publicado por Editorial Max Brod en agosto de 2024.
La imagen de tapa, el acrílico Multiverso, obra de la autora, convoca -con su paisaje cósmico- una idea de multiplicidad y coexistencia, metáfora visual de la polisemia que atraviesa al universo de la poesía y a sus misterios nunca del todo develados.
Según lo aclara la Profesora y Ensayista Bertha Bilbao Richter en el exhaustivo Prólogo: “El título de este libro reivindica a los creadores y sus páginas poéticas, en oposición a la teoría de la ‘muerte del autor’ y del texto como ‘sumatoria de intertextos’ pensada por Barthes, convertida en ‘función’ por Foucault, Derrida y sus epígonos delirantes de concepciones pantextualistas”. Título, entonces, que refiere a la cuestión de fondo- las implicancias del concepto “creador” y del concepto “autor” frente al surgimiento y evolución de una tecnología capaz de producir “literatura” mediante la herramienta de la IA. Conceptos que son revisados a partir de una evolución interpretativa cuyo foco priorizó sucesivamente a las nociones “autor”, “texto”, “lector”, de cara a los cuales la autora- sin dejar de lado el rol asignado al lector – propone una mirada centrada en el creador y en el texto mismo, revitalizando la secuencia lógica y necesaria del texto como condición del lector y del autor como condición del texto.
Así, la voz ensayística se detiene en la poética publicada durante las últimas dos décadas por Osvaldo Rossi, Rubén Balseiro, Norberto Barleand y Silvia Heidel. Una incursión que parte del contexto generacional y remite a los condicionantes histórico-sociales, a la biblioteca previa, al paisaje íntimo, a las coordenadas objetivas y subjetivas evidenciadas en y por el texto. Coordenadas que circunscriben una dimensión temporoespacial en la obra de Rossi, un trasfondo filosófico existencialista en los versos de Balseiro, una condición de bohemia y coraje en la producción de Barleand y una esperanzada cosmovisión en la poética de Heidel.
Por otro lado, la autora relaciona a estas composiciones con el fluctuante movimiento de la poética universal, y define al cuerpo del poema como un ente vivo que se retroalimenta con voces intertextuales que en él resuenan: desde lecturas de géneros diversos hasta composiciones musicales cultas y populares, desde obras pictóricas hasta mitos, viajes, innovaciones tecnológicas y científicas, noticias, películas, vocablos de lenguas vivas y extintas. Voces que actúan como potenciadores del sentido, y dotan a la creación literaria de una particular singularidad, desdiciendo la ausencia de originalidad y negando la muerte del autor.
La mirada analítica, posándose en el poema concebido como único en cuanto y tanto objeto artístico, observa en forma meticulosa los procedimientos evidenciados en su confección, dibujando el mapa de palabras y desmenuzando el uso de recursos poéticos, a los que asigna el rol de esqueleto y de promotores del sentido de la obra, ya que el fondo brota de la forma, cada forma impone su idea, su visión del mundo, y no a la inversa.
Porque quizá el quid de la cuestión- la diferenciación de estilos como evidencia final- resida en los caminos que la creatividad de cada poeta elije para desplegar cierta verdad poética, asumiendo a la incertidumbre, la imposibilidad de arribar a una certeza, como funcionales a su condición, ya que el lenguaje desacierta y se desentiende de sí mediante esa “otra voz” que desacomoda y conmueve, que no es una voz del más allá, sino la del hombre que está dormido en el fondo de cada hombre, trayendo al presente del poeta su pasado atávico. Incertidumbre que Octavio Paz instala en sus memorables versos: “Todo está y no está/ todo calladamente se desmorona/ sobre la página”.