
Tuve la suerte de conocerlo a fines de la década del 50 (Fue mi profesor de Castellano y Literatura en la Escuela Normal de Maestros “Fray Mamerto Esquiú”) mientras cursaba la educación secundaria. Aún tengo presente su porte elegante, el timbre bajo profundo de su voz que imponía atención y respeto.
Lo recuerdo como a uno de los mejores docentes que tuve. Sus clases siempre dejaban algo; eran tan versátiles e interesantes que, frecuentemente, desbordaban el enorme campo literario, para penetrar en el insondable mar de la filosofía, la historia y la cultura lugareña.
Su paso lento, firme, comulgaba con la seguridad de su sapiencia. Matizaba muy bien los diferentes temas -con acotaciones oportunas- que inducían a mantener viva la atención. No sólo lo admirábamos por su didáctica, sino por la entrega permanente a sus alumnos. Fue un docente nato, generoso, admirable, sensible a las inquietudes y requerimientos que se le presentaban y para los cuales tenía siempre la respuesta adecuada.
Una vez finalizada cada clase, nos despedía regalándonos una copla, un verso o una frase memorable.
Estoy seguro que, su personalidad, influyó y fue decisiva en mi vocación futura puesto que, como él, me incliné por el sagrado oficio de la docencia y el cultivo de las letras.
Algunos datos biográficos
Alfonso María de la Vega nació en Catamarca el 15 de setiembre de 1907. Fueron sus padres: José Domingo de la Vega y Esther Brizuela. Cursó sus estudios primarios en la Escuela Normal de Varones “Fray Mamerto Esquiú” Y secundarios en el Colegio Nacional de Catamarca (Promoción 1926). Además, se doctoró en Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba.
Fue Miembro Fundador de la Junta de Estudios Históricos de Catamarca; redactor de su Estatuto y cumplió también la función de Secretario. Fundador del Rotary Club; del Instituto Sanmartiniano e integró la Comisión que propició la creación del Instituto Nacional del Profesorado Secundario de Catamarca. En su labor periodística dirigió el diario La Montaña y, en la faz literaria fundó, junto a Juan Oscar Ponferrada la Peña Tito Livio y luego la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) Filial Catamarca. En la función pública se desempeñó como Ministro de Gobierno de la Provincia y también como Director de Cultura. Además, como escritor, publicó un libro de breves poemas, con alto valor estético, titulado Fervor (1993) del cual me permito reproducir los siguientes:
Los árboles levantan en / ofertorio de nidos / Así prometen alas. (Encuentro)
Rumorosa de acequias / La siesta se estiraba en su pereza. (Siesta)
Por tus ojos / He musitado todos los poemas / Como una letanía de belleza / y maduré ternuras en mi boca / para sellar tus párpados. (Letanía por tus ojos)
Los tres poemas, claros ejemplos de la palabra definitiva que muestran su exquisita sensibilidad y estilo personal inconfundible.
El querido Dr. Alfonso de la Vega falleció en Catamarca el 10 de noviembre de 1993. Hoy el Colegio Polimodal Provincial N°76 lleva con orgullo su nombre.

Víctor Russo
Escritor catamarqueño. Mgtr. en Ciencias del Lenguaje. Autor de los libros La revolución posible (Novela, 2004). El lenguaje criollo catamarqueño (Ensayo, 2015) y Fray Mamerto Esquiú. A corazón abierto (Ensayo, 2018). Es Secretario de la SADE filial Catamarca.