
Marino de Tiro fue el primero quién calló. Claudio Ptolomeo sin saberlo, calló los viajes realizados por los antiguos marinos chinos, que bordeando Asia con rumbo norte y siempre con tierra a babor, recorrieron el Sinus Magnus hasta el puerto de Catiggara1 situada debajo de dos cabos. Murió sin saber que el Sinus Magnus era el océano Pacífico y que el extremo de la «Cola de Dragón» inspiraría el primer viaje alrededor del mundo del siglo XVI.
En el año 833 de nuestra era, al-Juarismi autor del mapa más antiguo que representa América del Sur con sus dos orillas, la del Pacífico y la del Atlántico, también calló. Hacia el siglo XV y XVI, al igual que la Tesorería de Lisboa2, La Academia de Sacres, gracias a la diversa condición religiosa (judíos, musulmanes, cristianos) de sus integrantes e incluso la relación con los Templarios de manos del Infante Enrique, Comendador de la Orden de Cristo3, sentaron bases del conocimiento pre y neocolombino de las Américas.
¿Por qué Magallanes llegó al extremo de no revelar el verdadero destino del viaje a su tripulación?, ¿Existió un secreto celosamente guardado?, ¿Quién más en la tripulación sabía sobre los mapas y cartas de navegación en poder de Magallanes y del origen y datación de los mismos?, ¿Hubo mapas para los nobles y otros para la plebe?, ¿Por qué tanta certeza en Magallanes para asegurar al rey Carlos V que encontraría la ruta hacia las Islas Molucas navegando hacia el oeste?, ¿Los celos de los capitanes de las nao sólo tuvo origen en la sospecha de traición del líder portugués?, ¿La Patagonia fue un presagio de final?
Magallanes, para su épico viaje a las Islas Molucas, obtuvo sus mapas y cartas de navegación gracias a las relaciones de Cristóbal de Haro en Lisboa durante sus treinta y siete años como mercader de especias asiáticas y exportador de lanas producidas por su familia en Burgos, y del marino portugués Francisco Serrano amigo de su juventud de la época de la conquista de Malaca. Otros tantos los aportó ya en Sevilla, Duarte Barboza, experimentado navegante portugués y pionero en abrir las rutas hacia oriente por la costa africana. Se habían conocido en India y trabaron amistad, lo que permitió a Magallanes asentarse en España y convertirse en parientes al casarse con su prima Beatriz de Barbosa. Ya en la expedición hacia las Islas Molucas fue capitán de la nao Victoria. La Tesorería de Lisboa, callando y sin saberlo, aportó lo suyo.
Me pregunto si Emil García Cabot en su nouvelle “Puerto San Julián” también nos quiso hacer saber que, como lo hizo Magallanes, quizás hay que poner atención en qué y para quienes callan los mapas, y no sólo me refiero a mapas cartográficos.
Sus personajes, quizás alguna otra versión de si mismo, no callaron, la indómita Patagonia silbó el viento y la bruma gritó el invierno. Todos dijeron lo que necesitábamos leer sobre la “paradoja de la condición humana”4.
(1) El nombre de Catiggara en quingnam es Chan- Chan, ‘Sol resplandeciente’. La más grande ciudad construida en adobe sobre el pacífico en cercanía de la actual Trujillo, Perú.
(2) Archivo secreto del rey Manuel de Portugal en el que se guardaban mapas de las costas, portulanos y las libretas de a bordo de las últimas expediciones a Brasil.
(3) La Orden de Cristo (en portugués: Ordem de Cristo) fue una orden militar portuguesa, heredera del Temple en dicha nación. La Orden tomó como sede Castro Marim, a fin de proteger el Algarve portugués.
(4) Extracto del libro La Literatura de Emil García Cabot de Bertha Bilbao Richter.
Imagen de portada: Fotografía tomada en Río Gallegos, la ciudad continental más austral de la Patagonia Argentina.

Juan Ramón Lizarraga
Novel escritor de 51 años. De profesión Gerente de Proyectos con formación en humanidades. Escritor, fotógrafo y audiófilo. Realizó publicaciones en portales web independientes dedicados a difundir la Poesía y Narrativa. Sus poesías integran el poemario Letras Vivas 2018 editado por el Grupo de Escritores Argentinos. Diplomando en Teoría y Producción Literaria en SADE.