“Un cielo celeste, estático y tranquilo, en el que de repente irrumpe un enorme pedazo de chatarra. Un emprendedor desopilante que coloca en su ventana un cartel que clama “Ideas a la venta”. Una sociedad donde cada nombre de persona puede ocuparse por única vez, y solo en la muerte de su propietaria quedará disponible para la siguiente. Un eclipse perturbador. Un hallazgo prehistórico que podría cambiarlo todo. Una atmósfera tan tóxica, que nos obliga a movernos debajo de la tierra. Y finalmente, el silencio que lo inunda todo.”
Así podrían resumirse los siete mundos incluidos en el universo de Chatarra, la antología de Paula Albornoz, una escritora joven y comprometida con sus ideas, que plasma en sus historias realidad y ciencia ficción dividida por una línea casi imperceptible. Es posible que lo narrado en estos cuentos describa el extremo más atroz de nuestro futuro como humanidad. Un libro que nos pone frente a la problemática y nos obliga a mirar aquello que ignoramos o creemos que ignoramos.
Paula supo plasmar en su primer libro las cosas que ama; la literatura, los cuentos y aquello por lo que milita con fervor; porque contrario a lo que muchos creen, su generación y las aún más jóvenes, son conscientes de las enormes y terribles consecuencias que traerá al mundo el cambio climático.
El año pasado, 11.000 científicos y científicas de todo el mundo firmaron una carta advirtiendo que debe frenarse de manera inmediata el gran desastre climático que el planeta está sufriendo, o se volverá irreversible. La autora sabe que deben tomarse cartas en el asunto y una de sus cartas es Chatarra.
Desde muy chica, Paula fijó su meta: que otros y otras, la leyeran y que conocieran las historias que puede crear, que se sintieran identificados, que amaran u odiaran a sus personajes, pero que fundamentalmente nunca sean indiferentes a ellos.
Debo hacerles, ahora así, una advertencia, Chatarra no es apto para todo público; es sólo para quienes se atrevan a enfrentarse con sus sombras más oscuras, con la basura que contamina nuestro planeta, aquella que debemos reducir, reciclar y reutilizar. Pero además, es para quienes se atrevan a enfrentar la chatarra que «somos», o en la que podemos convertirnos gracias a nuestra indiferencia.
Ailen Fabrizio
Tiene 27 años y nació el 20 de noviembre de 1992 en el Partido de Merlo del Conurbano Bonaerense. En la actualidad cursa Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de La Matanza. Desde 2019 es miembro de SADE Filial Merlo ocupando el área de comunicación.