Distancia de rescate, título que hace alusión a ese hilo invisible que nos conecta con nuestros hijos y se tensa por momentos o se afloja según el peligro que aceche. Es uno de los temas clave de la novela de Schewblin y un mandato materno heredado en la vida de Amanda, la protagonista y joven madre de Nina, una niña de corta edad.
Ambas emprenden viaje hacia un pueblo de campo alejado de la ciudad en el que esperan pasar unas plácidas y bucólicas vacaciones. A poco de llegar, los acontecimientos alterarán las expectativas de Amanda. El encuentro con Carla, vecina de la casa que alquila y su hijo David de ocho años, crearán situaciones inesperadas y perturbadoras.
La contratapa advierte: “ El campo ha cambiado frente a nuestros ojos sin que nadie se diera cuenta y quizás no se trate de sequías y herbicidas, quizás se trate del hilo vital y filoso que nos ata a nuestros hijos y del veneno que echamos sobre ellos”.
Schweblin maneja con destreza el suspenso y la intriga. La muerte misteriosa o no tanto, de animales, las deformaciones de recién nacidos, el cáncer que aumenta en áreas bien delimitadas de sembradíos sobre los que se fumiga sin precauciones, van entretejiendo una trama en la que como una trampa mortal quedan prisioneros: la naturaleza, los animales y la gente.
Narrada en primera persona, y haciendo uso de la forma dialogada de comunicación entre los personajes, la autora involucra a los lectores en un relato que por momentos desconcierta y sorprende.
No faltan los elementos de cuento fantástico con la introducción de La Casa Verde, lugar de ritos, curas y transmigración de almas.
Mario Bellatin, escritor mexicano, dice de la autora: “Schweblin es una experiencia más parecida a la que se puede tener en una galería o frente a una película de autor que delante de un libro sacado de algún estante gris”.
Amanda se va adentrando en la vida de ese pueblo amenazado silenciosamente por algo que no puede precisar y acorta la distancia de rescate entre ella y su hijita, pero la fatalidad está en ese lugar que ella no imagina. Cuando prepara su huída del pueblo algo la detiene y el hilo se afloja. Nina se acerca a un peligro desconocido que se confunde con el rocío puro e inofensivo de la mañana campestre. Ha dado un paso en falso y deviene el apocalipsis. Ya no se podrá volver atrás. La muerte se habrá ligado a la vida para siempre. Estos tramos de la novela son los más conmovedores, cuando la vida de Amanda y Nina quedarán amenazadas en una encrucijada sin salida.
La autora pone a prueba nuestra emoción con descripciones certeras como la siguiente: “Estamos muy cerca de todo, en el medio de todo, casi molestando, pero las cosas suceden lentas y amables, los hombres son agradables y sonríen a Nina una y otra vez. Cuando los hombres terminan de bajar los bidones, saludan al conductor y el camión se va. Los hombres vuelven a entrar a la casa, y nosotras nos levantamos del pasto. Yo miro el reloj y son las nueve menos cuarto. Entre una cosa y otra hace rato que empezó el día. Nina se mira la ropa, gira para verse la cola, las piernas.”
Aquí la novela llega a un punto crucial: el origen del drama. Nina está empapada, y no es por el rocío como supone Amanda.
Dice Daniel Alarcón, joven escritor residente en California, Estados Unidos: “Las historias de Samanta son intrépidas y hay una belleza desconcertante en ellas. Como un poeta, trafica en imágenes”.
No falta en el relato el costado social puesto de manifiesto en la precaria salita de emergencia donde nunca hay médico y la enfermera receta para todos los males las mismas pastillas. El abandono y la indefensión de los habitantes del pueblo se visibilizan en esa porción de Estado totalmente ausente.
Otros personajes como Omar, el esposo de Carla, Sotomayor, el empresario, el señor Geser encargado de las casas en alquiler; la nena deforme del supermercado, las enfermeras de la Casa Hogar que cuidan a los grupos de intoxicados, la curandera de la casa verde y el marido de Amanda, complementan la historia.
Con un final abierto Samanta Schweblin escribe los últimos párrafos de la novela con un dejo amargo que tiene, como ella lo ha admitido en las entrevistas que se le han realizado en casi todo el mundo, un sugerente mensaje de denuncia contra el uso inapropiado de herbicidas.
Samanta Schweblin, escritora argentina, ha obtenido numerosos premios, desde sus comienzos. El primer libro El núcleo del disturbio obtuvo el Premio Haroldo Conti y Fondo Nacional de las Artes. El segundo Pájaros en la boca, el Premio Casa de las Américas y fue traducido a trece idiomas. La escritora ha vivido temporalmente en México, Italia, China y Alemania,(Berlín) donde reside desde el 2014 becada por distintas instituciones. Su cuento Un hombre sin suerte, mereció el Premio Juan Rulfo de Francia.
Distancia de rescate es una novela diferente, para emocionarse, reflexionar, transitar la vida de los personajes vibrando en cada página, en donde lo fáctico se amalgama en la ficción con destreza literaria. Una historia que merece ser leída.
SAMANTA SCHWEBLIN: DISTANCIA DE RESCATE
Buenos Aires: Literatura Random House, 2014
129 pp. ISBN 978 3650-44-4
Lilia Cremer
Escritora y poeta argentina. Secretaria de la Comisión Directiva de SADE Delta Bonaerense. Diplomatura en Teoría y Producción Literaria SADE 2018/19.