Escribiendo desde el otro lado
Una breve reseña de El Otro Lado, de Maximiliano Martín, y una reseña de nosotras/os como escritoras/es.
¿Para qué escribimos? Viene siendo una pregunta en mi cerebro desde que comencé a abrazarme con las letras. Una duda eterna, sin respuesta sencilla, y que roba pensamientos a diario. Pero puede que, en este corto trabajo, haya encontrado alguna respuesta.
Intentar encajar a Maximiliano en un género, es un error, básicamente porque ha dedicado cada uno de sus trabajos en un cuadro distinto: fantástico, policial, histórico. Por lo que me tomé la libertad de preguntarle en primera persona esa pregunta que tengo de manera recurrente en mi cerebro: por qué escribir. ¿Por qué escribe el autor? Su respuesta fue tan simple como acertada en su lógica. Escribe para disfrutar.
“La experiencia de la escritura tiene que ver con el disfrute, con el placer somático e intelectual del procedimiento; con la posibilidad de transmitir a otros lo que siento desde una perspectiva literaria, tergiversando el mundo que conozco y explorando nuevos caminos desde lo creativo (…) es un estado de asombro y sorpresa permanente que busco con entusiasmo”. Esa fue su respuesta, ante una breve entrevista que hice al autor, al intentar completar las respuestas que su trabajo me dio. Una respuesta que suena parecida a aquella que da paz a las preguntas que los protagonistas de sus historias.
El otro lado es simple en su presentación. Una portada que y contraportada que denuncia más preguntas que respuestas. La contradicción de aquel que da alegrías, dando tristezas. La pregunta es casi lógica ¿qué hay del otro lado? ¿Cuál es ese otro lado? ¿El otro lado de qué? ¿De la felicidad, de la tristeza? Si me preguntan a mí, yo digo que es de la vida. Pero si le preguntan al autor, es aún más profundo.
“Los protagonistas de los relatos son personas que han perdido algo, que andan a la deriva y que han quedado, justamente, del otro lado de sus vidas, en la parte desafortunada, la cruz de la moneda”. De pronto, el giro de tuerca de las narrativas encuentra una línea en otra perdida. No solo es la muerte, ni es la guerra, ni la esclavitud, ni la enfermedad; sino sus contrarios las que dan sentido. Aquello que se “pierde en estas historias, también son el elemento motivador de los personajes, el paraíso perdido al que esperan regresar”.
El autor confiesa, que El Otro Lado es producto de un desarraigo del mundo, de una necesidad de atarse a la tierra y buscar sentido a los azares de la vida que implica estos otros lados, casi diciendo que es una herramienta para conservar la cordura ante los vaivenes de la existencia.
En su trabajo, encontramos historias de vida que se asemejan a narrativas. El libro es corto en su extensión, por diseño. No sobran palabras, no abunda en grandilocuencias, y apunta a una sencillez brillante que transmite y deja con ganas de más. Con ganas de agarrar libros de historia y conocer más sobre sus personajes.
El libro está compuesto por siete historias. Historias de musas en su lecho de muerte, reyes perdidos de reinos perdidos, rebeldes con causas olvidadas a la historia y gente que decidió perseguir lo elusivo a nuestro paso por esta tierra: la felicidad, el amor, el poder o el éxtasis mismo. Relatos que tienen vigencia en tanto históricos, son una fotografía análoga y analógica a nuestra cotidianidad. Relatos que terminan «mal», o que terminan como terminan nuestros relatos… con nuestra visita al otro lado.
Entonces, ¿para qué escribíamos? En resumidas cuentas, para contar historias (con más o menos componentes de verdad). Esto es lo que se propone Maximiliano en su trabajo, y en mi opinión, lo consigue con brillantez.