La Tierra para todos, una guía de supervivencia para la humanidad

En la Sala Gorostiza de la Feria del Libro de Buenos Aires, se presentó, junto a Till Kellerhoff y Gonzalo del Castillo, Earth for All. A Survival Guide for Humanity, con la disertación online de la copresidenta de Eart4all Sandrine Dixson-Decléve y Per Espen Stoknes.

Realizada por el Club de Roma junto a un grupo de pensadores y científicos, editada y traducida al español con la colaboración del Fondo de Cultura Económica; se presentó la guía que fuera publicada en 2022 en inglés e invita a reflexionar sobre la crisis planetaria actual; posibles escenarios en la era del Antropoceno y la integración holística de acciones preventivas.
En 1972, el libro Los límites del Crecimiento, adelantaba un futuro poco promisorio para la tierra, si no cambiábamos los hábitos de cara a la superpoblación, la pobreza, la desigualdad y el consumo excesivo en países ricos. El informe sacudió el avispero, aunque muchas personas no creyeran que semejante contexto pudiera ser posible en el futuro, otras opinaran lo contrario y otros muchos, ni siquiera hubieran llegado a leer el libro.
La geopolítica; no es ajena a los resultados ni a los discursos y propuestas que se han sucedido en estas décadas. A la vez, la educación y las acciones sociales son parte de un poder oculto que puede ayudar en mucho. Por lo tanto, ante el enorme desafío de ver las cosas como son, se trata de integrar lo que acontece en el globo, en medio de países en guerra, pobreza, escasez de alimentos, hambruna y desigualdad.
¿Es posible tener una buena vida (que no sea para pocos…), sin aumentar la brecha entre los que menos tienen, manteniendo límites planetarios más seguros? ¿Qué podría lograrse en una generación?
El informe propone un movimiento mundial que promueva un salto desde cinco cambios extraordinarios: reducir la pobreza y la desigualdad, empoderar a las mujeres, transformar el sistema energético y transformar el sistema alimentario.
Para ello, se requiere de un 2 a 4 % de ingreso global y fondos ciudadanos en cada país donde los que tiene mayores ingresos aportan más; hacia una vida mejor. Las medidas, terminarían antes con la pobreza y la polaridad, las peores manifestaciones en cambios climático y reduciría los picos de crecimiento poblacional y la tensión social, lo cual, coadyuvaría en sanar la naturaleza.
Desde Bélgica, la copresidenta de Earth4All, Sandrine Dixson-Declève, expuso de manera online los desafíos del siglo XXI. Habló de la economía desde 1972, la ciencia y los límites planetarios (que hemos sobrepasado en un número de seis).
Remarco la importancia del trabajo conjunto con otras regiones y volvernos una sociedad más holística sobre la tierra.
Sobre las complicaciones recientes -según la mirada del Club de Roma, el Foro Económico Mundial y otras compañías- puntualizó que, los diez riesgos principales -en los próximos dos a diez años- estarán enfocados en lo medioambiental y social. La mayor afectación en porcentajes -los “elefantes en la sala”- recae en la biodiversidad, en la mitigación de cambio climático, los desastres naturales, la condición social, la polarización y la migración a gran escala.
El bienestar ha disminuido en muchos países porque la redistribución de la riqueza se ha inclinado hacia el lado incorrecto. El 50 % del mundo son los más pobres. Reciben menos del 15 % de las ganancias globales. La contracara, son los más ricos -un 10% de la población mundial- que se llevan un 40% de la economía mundial y hasta un 60 a 80% en algunos países.
Este es el disparador por el cual se reúnen, explicó Dixson-Declève, para repensar la economía del futuro. Hay varios modelos, pero saben que un buen camino toma en cuenta los riesgos medioambientales y sociales, se enfoca en corregir la desigualdad entre países de bajos y altos ingresos, para crear un sistema financiero y comercial, la perspectiva de los bienes públicos, sociabiliza los cambios medioambientales. Asimismo, toma en cuenta el rol activo de la mujer y los trabajadores sociales para la economía.
La interrelación de riesgos, su abordaje conjunto y veloz en aras de la supervivencia, del acceso a alimentos y a energía; ofrece mayores posibilidades de alcanzar un futuro mejor para todos, a través de modelos globales y economías de bienestar.

Es importante la cohesión en ese sentido, hacerlo juntos, ahora; a fin de no caer en el escenario de “demasiado poco y tarde”.
Lo tarde, llega con una elevación de la temperatura global en 2.5C° para el año 2100 y sus consecuencias entre sequías, incendios forestales, derretimientos, inundaciones…
En ese sentido, durante la visita de octubre de 2023 a Nepal, el máximo funcionario de las Naciones Unidas, Antonio Guterres pidió al mundo “detener la locura” del cambio climático. Himalaya suministra agua dulce a más de mil millones de personas. Nepal ha perdido casi un tercio de su volumen de hielo en 30 años, y los glaciares se han derretido un 65% más rápido en la última década que en la anterior. “Los tejados del mundo se están desmoronando”, advirtió.
Retomando el análisis mundial y sus tendencias globales, en el caso de Estados Unidos, por citar un ejemplo, el incremento de la desigualdad exhibe discrepancias groseras a partir de los aumentos en los sueldos de los CEO, de un 1460% frente a los de los trabajadores básicos; que apenas llegan a recibir aumentos del 18,1%. Los procesos inflacionarios que se han disparado en Latinoamérica, en la Argentina, han llevado a un incremento en la desigualdad, en la falta de confianza y la tensión social.
Invertir un 4% del ingreso mundial para dar el “gran salto” que propone el informe, sería un paliativo hacia la mejora del bienestar, bajaría el nivel de tensión social para 2030 y reduciría –significativamente- el nivel de desigualdad para 2040 al articular instrumentos públicos y privados.
En la presentación del libro en Wall Street, Sandrine expresó: “El crecimiento incontrolable provoca un desastre. Hay que cambiar las reglas del juego para que el bienestar y la prosperidad, se prioricen; se encuentren antes que el poder y las ganancias. La única manera de crear resiliencia es invertir en tierra para todos. No hay acciones ni fondos en un planeta muerto. No hay otra elección que la de crear un desarrollo regenerativo que mejore el bienestar en una tierra para todos”.
La tasa creciente de natalidad, de pobreza, de desigualdad, de consumo de petróleo… puso en duda si se podría alimentar a todo el mundo. En estos últimos 50 años, este equipo de estudiosos ha tratado de sacar a la gente de estas condiciones, de tratar de estabilizarlas hacia fin de siglo. A partir de estos análisis, saben cómo alimentar a más personas.
Las buenas noticias llegan con la implementación de energías renovables y dentro de las modalidades económicas posibles para afrontar este impacto sistémico, el comprender de que se trata de personas a la hora de distribuir costos-beneficios.
Se requiere de confianza y buena opinión pública para implementar estas acciones.
Hay regiones diferentes, gráficos con evidencias empíricas sobre estos escenarios y como podrían mejorar a partir de cambios. Cada uno de los cuales tiene varios niveles, como el empoderamiento de la mujer, igualdad para todos, mejora en las jubilaciones, regulación de tasas de natalidad, mayor electrificación y crecimiento de energías renovables.
No se puede tener crecimiento económico en África sin tener su contrapartida en mayor emisión. Pero, hay países como Suecia y Uruguay, que lo están logrando gracias al uso de energías renovables. Dejar de vivir por debajo del límite de pobreza, con medidas blandas se alcanzaría en 2080, pero, dando el “gran salto”, podría darse en 2050 si se cambian las políticas económicas.
Hay que enfocar estas prácticas en las diez regiones y “correr el modelo” que se ha ensayado empíricamente, de manera online, con acciones específicas para cada país.
Lo que se decida hacer, lo que se atienda y desatienda, lo que se escriba y lo que se omita decir, no debiera ser influido por ideologías, no obstante, muchas veces acontece. Es importante acceder a una percepción clara de lo que ocurre, para crear conciencia e informar sin generar miedo, ni manipular, aunque claramente estas tendencias existen, muchas veces con disparadores ligados a intereses. En pandemia, hemos notado lo que provoca la desaceleración de la actividad del hombre.
En esta época geológica del Antropoceno, en que los seres humanos han alterado los ciclos naturales y esto mismo se ha ligado a la riqueza exacerbada de los países del norte, con el sabor cercano que ha dejado la pandemia en crisis y oportunidad, cuando se ralentiza la actividad y, a la vez, el temor opera sobre las masas cuando se instala la probabilidad de un destino terrible para la humanidad y el planeta… queda flotando una de las preguntas en el cierre de la alocución: ¿Por qué si bien se hacen investigaciones, ensayos matemáticos e informes de esta naturaleza, las cosas siguen igual?
Sera cuestión de estar atentos y -aun en la incertidumbre- dejar de jugar a las escondidas como sociedad global y trabajar en conjunto. Cooperar pensando empáticamente en todas las regiones. Profundizar las mejoras a partir de implementar una Economía circular, colaborativa y ecológica; avizorando esa luz de voluntad resiliente, de lo que podemos aportar en reflexiones seguidas de acciones en educación, conciencia y compromiso; para un mundo mejor.