
Tras recibir dos Menciones de Honor en los International Latino Book Awards (ILBA) 2024, Gerardo Prat, periodista argentino residente en Los Ángeles (USA) presentó en la Sociedad Científica Argentina y en la Feria del Libro de Guadalajara su nuevo libro. Un relato en primera persona sobre el dolor y los miedos como puertas al sentido del sufrimiento, desde el rendirse para transformarlo.
El periodista, corresponsal y narrador de audiolibros, en su último libro reconocido como «Best Spiritual Book» y «BestSelf-Transformation Book», redefine el miedo, el dolor y la sombra. Un estado de rendición del pensamiento racional y de tener todo bajo control, lo conduce a una nueva percepción del vacío. Vuelto receptáculo de saber universal, conciencia y belleza espiritual; desde tres experiencias de autoconocimiento, encuentra merecimiento curativo y analogías con su proceso psicoterapéutico hacia asumirse desde el adulto como ser creativo, en la vida y su causa.
El autor, se acerca al ritual de ayahuasca por sugerencia de una pareja amiga. Luego de un largo periplo terapéutico, el acto volitivo solo es de él. En el contexto de su camino hacia la sanación del trauma desde la terapia tradicional, la meditación y las terapias complementarias, acontece el encuentro de su mundo interior, su exterioridad y su conexión espiritual como parte del universo.
La fibra más íntima de su propia vida se enlaza a esta liana de la banisteriopsis caap y la hoja de chacruna que conforman la ayahuasca, develando, al elegir la experiencia (circunscripta a tres ocasiones aisladas, con principio y fin), aspectos de la trama existencial del drama de la vida, en secuencias simbólicas reveladoras.
Parte del respeto a sí mismo en su proceso de autoconocimiento hacia sanar el trauma y comenzar el fin de la repetición y el traspaso transgeneracional. En la decisión personal de sumar la apertura a lo que promueve el activo de la planta (que dista de ser una droga recreativa o de evasión del dolor), fue importante y necesario:
– Concientizar el propósito, el “para que” acercarse a los efectos de la dimetiltriptamina (DMT), enteógeno presente en la combinación de la pócima amazónica.
– Prepararse con un ayuno y desintoxicación general a fines de evitar interacciones con otras drogas o medicamentos y llegar armonizado física, mental y espiritualmente.
– Espaciar un año aproximadamente entre toma y toma. La que se desaconseja en personas con diagnósticos psicopatológicos.
Desde la experiencia personal de este profesional de la locución y el doblaje de films, emerge una nueva voz. La del niño, el adolescente y el hombre que calla y sufre en silencio, la de quien empatiza con el dolor del otro y el de la humanidad como propio. Preludiando la suelta de la tristeza, la ira y el dolor hacia su sentido ulterior, la transformación; surge esa voz única y profunda: la de su Ser.
La vida es simbólica. Somos permeados por esa síntesis del símbolo en imágenes portadoras de información desde el inconsciente colectivo, lo onírico como manifestación de ello y el propio subconsciente. La imagen desde lo arquetípico como corpus de la psicología jungiana (parte del recorrido terapéutico que transita el autor previo a la experiencia), se ratifica en el paralelismo de la imagen psicodélica como imago, identidad del autor y sus memorias primarias.
Así como en el sueño lúcido y en la atención plena, podemos encontrar a un observador de la escena que a la vez protagoniza, en la experiencia de Prat, un aspecto de su mente atestigua sin irrumpir el umbral de su conciencia, hacia una ampliada, donde la mente no racionaliza.
Conciencia…, la que escasea en quienes solo hacen un negocio del “Turismo de ayahuasca” a manos de improvisados y falsos chamanes – cuenta el autor- facilitando situaciones de riesgo y sobredosis, en una falta de respeto al individuo y a la medicina tradicional originaria.
El encuentro consigo mismo en una triple coordenada hacia “su arriba”, hacia los confines del universo y hacia su interior, confluye en tres experiencias -disimiles entre sí- que tienen lugar en Madrid, España; en Topanga Canyon y en Pasadena, California.
Identifica en cada grupo, un racimo de personas que resuenan con su historia y donde él mismo, personifica parte de las batallas de otros. Como en las constelaciones familiares difundidas por Bert Hellinger, percibe ese entramado en la cadena de ancestros dentro de un Alma grande que integra a todos.
Situaciones que desafían al ego, a los mecanismos de defensa y a la necesidad de argumentarlo todo como protección, jaquean su estructura adaptativa. Desarman la postura permanente de “lucha y combate” en respuesta al distress frente a una sensación interminable de catástrofe inminente.
Donde la empalizada que lo protege de los terrores infantiles se derrumba, lo cerca un tiburón. Protagoniza sus miedos, quizás también el temor al propio poder. La imagen del tiburón como tótem, desafía a salir del aletargamiento y a moverse rápido.
Más tarde, un oso real y atemorizante aparece en escena. El oso en la cultura de los indios americanos simboliza la introspección, la buena medicina y la curación, el coraje y la fuerza, también asociable a la sexualidad como pulsión esencial de la vida.
Un encuentro con el guardián del umbral (Theresold) que mide si estamos listos, si somos conscientes de lo desbastadora que puede ser la fuerza en un impulso… hasta ser merecedores de usar las potencias poderosas que nos habitan, sin dañar.
La ira, la furia, la voracidad, el acto violento que en un segundo puede terminar con nuestra vida, encarnado en reyes territoriales del agua y de la tierra, llevan la emoción reprimida al cuerpo. En ese diálogo, redescubre emociones reprimidas, transferidas como sustitución a sus hambres básicas desoídas. Aprende a “tomar”, en el sentido mayor del mensaje que reverbera desde identificar su propia resistencia en la labor psicoanalítica. Resignifica el “comer” en un nutrirse que le devuelve una nueva mirada a ese vacío que no llena la compulsión.
Lleno de sí, saborea el instante. Se deja acompañar maternalmente por una señora mayor, una asistente que le enseña con cuanto menos puede saciarse. Con humildad, reverencia lo sagrado en lo simple y cotidiano. En la generosa naturaleza y en la existencia de los alimentos, descubre un nuevo sabor, el de la vida hacia más vida en un ciclo de retornos para aprender.
Somos ayudados de muchas maneras. Así la ardilla, símbolo de alegría, liberadora de cargas del pasado, anunciante de algo nuevo, se suma repentina y presencialmente al final del relato. Como un deja vú del lenguaje animal olvidado por el hombre, psicopompos, guiando al Alma…
En el insight, a partir de un vistazo primero, como desde un túnel y luego, en la vista ampliada desde la tierra -su hogar- hacia el Universo, origen y destino, da un atisbo al significado de existir. Comprende su trascendencia, desde la propia importancia personal hacia el servicio a los demás, desde una voluntad mayor. Intuición ontológica de la génesis en la creación y en la experiencia creativa frente a los desafíos de la vida. Caos y orden hacia un nuevo estado de armonía. Un sentido de pertenencia a “algo mayor” y en ese “ver” la totalidad: su proceso, dinámico, único y con otros.
Identidad, como identificación de propósito en su deseo, distinto del querer. La decisión de asentir lo que fue en su vida, la responsabilidad de comenzar por él mismo para dejar de cargar, repetir y pasar esa “papa caliente”, inconsciente, a la descendencia.
En la valentía de animarse a “contarse” al escribir y al compartir este tramo del recorrido en su viaje dentro del proceso de sanación, Gerardo Prat valida su ser creativo. Resignifica el deber-ser-alguien-importante, a partir de redescubrir su propio Ser, para dejarlo ser en el hacer. Para caminar despacio, sintiendo el aire en la cara, dejando jugar a su niño sin prisa también al manifestarse creativamente en la intención de estar al servicio de la vida, lo cual manifiesta el autor y fundador de la agencia de noticias SucoPress al escribir este libro, por si pudiera ser útil a los demás.
De comprender las experiencias de este ritual a partir de la ayahuasca, delimitadas a las tres ocasiones donde elige probar y luego, darlas por terminadas; capta profundamente que el ciclo de aprendizaje, de ignorar a conocer, es interminable… Un ouroboros revelado en su sí mismo.
Aprende y aprehende algo que identifica también desde las tempranas sugerencias de trabajo interno de su querida tía Ana y en la labor de sus psicólogos y terapeutas:
“El Amor es tomar el dolor del otro, y transformarlo”.
Gerardo Prat
www.voiceoverbar.com
gp@sucopress.com
www.edicionsdeldragon.com